DOMINGO DE PASCUA II
Por la Misericordia de Dios nuestras Comunidades son, en medio del mundo, garantía de maduración en nuestra Fe, aun en las pruebas
Hch. 2, 44-47: "Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y participar en la vida común, en la Fracción del Pan y en las oraciones… Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común… ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día el Señor llamaba a la Comunidad a los que debían salvarse".
Salmo 117: "¡Den gracias al Señor, porque es eterno su Amor!"
1P. 1, 3-9: "Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que, en su gran Misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia que no se pierde ni se destruye… que Uds. tienen reservada en el cielo… Por eso Uds. viven alegres a pesar de las pruebas… así su Fe, una vez probada, será mucho más valiosa que el oro… seguros de alcanzar la Salvación".
Jn. 20, 19-31: "Al atardecer del primer día de la semana los discípulos estaban con las puertas cerradas por temor a los judíos… Apareció Jesús en medio de ellos… y les dijo: «¡La Paz esté con Uds.!»… les mostró las manos y el costado… [y ] les dijo de nuevo: «¡La Paz esté con Uds.! Como el Padre me envió a Mí, Yo también los envío a Uds.»… sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que Uds. se los perdonen y les serán retenidos a los que Uds. se los retengan». Tomás… no estaba con ellos… Los discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Les contestó: «Si no lo veo… no lo creeré» Ocho días después… apareció Jesús… y les dijo: «¡La Paz esté con Uds.!» Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo… acerca tu mano… Y en adelante no seas incrédulo, sino hombre de Fe» Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «…¡Felices los que crean sin haber visto!»…"
La Amorosa Misericordia de Dios le llevó a crearnos, para compartir su Amor y Vida; a encarnarse, para redimirnos, y a mostrarse resucitado a los que no acababan de creer en Él.
¡Nos conoce bien: no nos culpa ni nos condena, pero no aprueba nuestras terquedades.
Miedos y dificultades las tendremos todos y siempre, pero eso no nos impide creer, pues sólo es un momento natural de prueba, como el que se da en cualquier relación interpersonal.
¡O te fías, con razones de profundidad, o te quedas solo, aun en medio de todo el mundo!
Sin duda no hay persona que se sienta más sola que el dirigente en los momentos-clave, sobre todo los guías religiosos, pues tienen sobre su conciencia la responsabilidad orientar la vida de otros hermanos, pero, si son creyentes, como Moisés, David, los profetas, Jesús, el Papa, el obispo, el Señor les acompaña. Solo les pide creer sin ver, como lo había esperado de Tomás.
La Comunidad de Fe se construye en la Comunión de enseñanza, celebración, vida, y oración
Lo que admiraban los judíos de los cristianos era su vida de Comunión: la Fe les llevó a liberarse del individualismo, que es lo primero que se genera al adorar al dios riqueza - poder - prestigio, responsable, sin duda, del noventa por ciento de las muertes injustas del mundo.
En el ámbito de la divinización del poder y de la riqueza no existe la misericordia. Todo vale en cuanto sirve, ‘me sirva’. Si no es así, o se desecha o, si supone algún peligro, se destruye.
La Comunidad cristiana solo tiene un Dios: el Señor del Amor y la Misericordia que todo lo da para que vivamos y vivamos en abundancia, en Su abundancia de Amor y Gloria.
Se nos pide bendecir a Dios continuamente, siendo herederos de bendición, para ser bendición
Lo importante es que sepamos vivir debidamente todo lo recibido del Amor de Dios. Si nos demos a los demás, como Jesús, nosotros somos y seremos los primeros beneficiados.
Siempre habrá dificultades, dentro y fuera. El Amor del Señor nos acompaña y fortalece.
Quien se fíe del Señor y se alimente de Él tiene asegurado el éxito, pues quien vive en el Señor y como Él participará de su Gloria. Ahí tenemos a los santos: hoy al beato Juan Pablo II.
Jesús nos da su Paz, y nos envía con su Perdón, para darla al mundo del dolor por la muerte
Tomás no cree el mensaje de la Comunidad, pero no se va de ella: eso le lleva a Jesús resucitado. Todos tenemos crisis de Fe; pero jamás dejemos la Comunidad, el Señor está en ella.
Ser dadores de la Paz y Misericordia de Dios, como testigos del Resucitado, no fue, no es y no será fácil en un mundo de muerte; por eso necesitamos mantenernos unidos a y en Él.
Pedimos a María vivir la Paz y Perdón de Dios y ser testigos de su Amor Misericordioso.
Pido al Señor que todos estemos viviendo muy profundamente este día de Pascua, que es tan grande, que la Iglesia lo celebra durante ocho días.
Agradezco todas las felicitaciones y le pido al Señor que les centuplique para Uds. los buenos deseos.
Es justo estás felices: ¡El Señor ha resucitado!
La Misericordia de Dios pudo más que nuestro pecado, que todo lo destruye con la muerte, pero la Misericordia acabó destruyendo a la misma muerte. Ésta solo podrá tener algún poder en nuestra vida en la medida que nosotros se lo demos. ¿Cómo?, entrando otra vez, como una locura, en el mundo del pecado, que no es el mundo de nuestros errores, aun pecaminosos, de los que nos percatamos y de los que nos arrepentimos, aunque, por ahora, no atinamos a dar con el modo de superarlos definitivamente, sino en el mundo de centrarnos en nosotros mismos y nuestras visiones y gustos, distanciándonos de la Palabra, la Vida Sacramental y dejando, en consecuencia, la Vida Cristiana, que no tiene nada que ver con costumbres sociales o religiosas, por muy bonitas, emocionantes, familiares, sociales, actuales o seculares que sean. Todas las costumbres llamadas 'cristianas' (por tener, de algún modo, en la Fe su origen) pueden ser vividas desde la Fe cristiana, y enriquecerla, o con actitud pagana, aunque siempre tendrán algo del mundo de la Fe que nos cuestionará y nos permitirá volver.
¿Cuál podría ser el secreto para no desviarse de la Fe cuando ésta tiene sus crisis y es asaltada por las dudas?
El ejemplo de Tomás nos los enseña: NO APARTARSE JAMÁS DE LA VIDA DE LA COMUNIDAD, pues en ella constantemente está presente Jesús, por muy defectuosa que ella sea y con Él podremos encontrarnos en cualquier momento, cuando Él considere oportuno darnos esta Gracia. Si Tomás hubiera rechazado la Comunidad por no creer en lo que le proponía, se hubiera quedado sin el encuentro personal con Jesús, que le llevó a la Fe que le acababan de anunciar la semana anterior.
La Misericordia de Dios nos acompaña siempre y nos purifica para que aprendamos a construir y reconstruir una y otra vez, con Él, nuestras Comunidades. En ellas el Espíritu nos recuerda la Palabra y la Vida de Jesús, expresión del Eficiente y Redentor Amor del Padre, por el que tenemos asegurada una herencia que nadie nos puede quitar, pues no la tenemos nosotros, sino que está en el Padre; más, que es el mismo Padre-Hijo-Espíritu Santo, Comunión Trinitaria, que nos pensó, nos creó, nos redimió y nos santifica incesantemente, según nos ponemos a su alcance, es decir, nos abrimos a Él, puesto que, aunque en y por Él vivimos, nos movemos y existimos, su influencia en nosotros no depende solo de Él, que es quien tiene la iniciativa, sino que debe ser asumida por nosotros, pues somos libres con vocación de ser como Dios, no dioses, sino como Dios mismo.
¡Bendigamos al Señor por la beatificación del Papa Juan Pablo II! y veamos en ello un verdadero reto: si él se abrió y le permitió a Dios hacer las maravillas de su Misericordia ¿qué nos falta a nosotros?
¡¡¡Es toda una invitación a la santidad!!!
De él no podemos decir ni que lo tuvo fácil, ni que es de otra época, ni que no tuvo problemas... Los tuvo y de todo tipo... Él eligió fiarse y ser dócil y nosotros ¿qué estamos eligiendo?
Dios nos bendiga a todos y nos dé vivir un fecundo tiempo de Pascua.
Unidos en oración con María, nuestra Madre Auxiliadora:
P. José Mª Doménech SDB
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