CICLO B – TIEMPO DE CUARESMA – DOMINGO III
(P. José Mª Doménech SDB)
Dios nos da su ley para que vivamos con paz y dignidad; pero los
cristianos, hijos de Dios en Cristo, ponemos a Cristo en el centro de todo
Ex. 20, 1-17: "Dios pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, el que te hice salir de Egipto... No tendrás otros
dioses delante de Mí... yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso... No
pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios... Acuérdate del día
sábado... día de descanso en honor del Señor, tu Dios... Honra a tu padre y a
tu madre... No matarás, no cometerás adulterio. No robarás. No darás falso
testimonio... No codiciarás..."
Salmo: 118: "Señor, Tú tienes palabras de Vida
Eterna".
1Cor. 1, 22-25: "Mientras
los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en
cambio, predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura
para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que has sido
llamados... la locura de Dios es más sabia... y la debilidad de Dios es más
fuerte..."
Jn. 2, 13-25: "Se
acercaba la Pascua... Jesús subió a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores...
Hizo un látigo... y los echó a todos del templo... dijo...:«Saquen esto de aquí
y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio»... los judíos le preguntaron:
«¿Qué signo nos das para obrar así?» Jesús les respondió: «Destruyan este
templo y en tres días lo volveré a levantar»... él se refería al templo de su
cuerpo... muchos creyeron..., pero Jesús no se fiaba de ellos, porque... sabía
lo que hay en el interior del hombre".
La palabra del Señor es pura, dice el salmo. No es como la humana, que demasiadas veces tiene intenciones ocultas que la desfiguran y la hacen
poco fiable. Por eso, fiarse de Dios y apoyarse en Él es
lo más inteligente que una persona puede hacer: supera toda posible sabiduría.
Todos decimos querer justicia, pues decir lo contrario nos haría sospechosos a los ojos de todo el
mundo, pero, ¿qué quiere de verdad nuestro interior
real, que es el que manda? ¿Qué
pretende nuestro corazón y no dicen
nuestros labios? ¿Qué demuestran los
hechos de la vida?
Una persona se muestra digna por la orientación de su vida y las decisiones que toma a cada momento, no por su apariencia. A más respeto
y verdad en sus relaciones, más
dignidad.
¿Tiene algo
de malo hacer negocio? La respuesta es obvia: no. Pero sí es malo abusar y degradar a las personas para lograrlo. Contra esto es contra lo que se rebeló
Jesús. Se usaba la casa de su Padre, degradando
su sentido, para sacar ventaja económica o de otro tipo.
Sólo si la religión es para abrirse a Dios con docilidad, vivimos con
pureza
de corazón.
Dios quiere lo mejor para sus hijos, pero, antes, éstos deben abrirse
sinceramente a su hermano
La ley de Dios es a favor del hombre: le saca de la barbarie del
egoísmo y le abre a la voluntad de buscar el bien
de los demás y de respetar
sus derechos, como él desea ser respetado.
¡Es fantástico saber que Dios nos dio el medio seguro para ser mejores personas
cada día!
Pablo nos muestra el don de la vida en Cristo –sabiduría de Dios– como
camino real de libertad
Vivir a Cristo y
su entrega lleva a la persona
ser más libre, sabia y fuerte, sin
añadir nada externo a lo que ya es en su interior: sólo debe aceptar ser dócil al que le ama
y él mismo ama.
Los que se creen sabios, piden que Dios sea como ellos dicen; los se creen dueños de la religión, y negocian
con ella, exigen que Dios demuestre su
derecho a mandar algo. Los que creemos en
el Amor que nos da su Vida, aprendemos a darla
como Cristo, aunque no seamos valorados.
Cristo nos purifica del gravísimo error de no buscar honestamente a
Dios, sino a uno mismo.
Para una persona religiosa la peor desgracia es que,
en el fondo, se busque a sí misma. La religión verdadera se expresa
en el don de la propia vida para el bien
de los que Dios ama.
Los comerciantes
del templo servían
a otro dios y, para eso, usaban a Dios y al hombre.
La reacción del
Señor fue de amor para despertar la conciencia y liberarnos
de toda esclavitud, a la que
nos acostumbramos, atrapados por el dios riqueza, fama, dominio, poder, placer.
Pidamos a María dejarnos
liberar por la cruz de Cristo
para vivir en la Voluntad de Dios.
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